martes, 27 de julio de 2010

FRANCISCANISMO A LA LUZ DEL FRANCISCANISMO

Por: Mg. Sigifredo Enriquez Martinez
Tesis para el curso básico de "Carisma Misionero Franciscano"


“La palabra que sale de mi boca no vuelve a mí vacía,
sino que hace lo que yo quiero y cumple su misión”.
(Isaías 55, 10)

“En tanto no recojas sino lo que tu mismo arrojaste,
Todo no será más que destreza y botín sin importancia.
Sólo cuando de pronto te vuelvas cazador del balón,
Que te lanzó una compañera eterna
A tu mitad en impulso, exactamente conocido
En uno de esos arcos de la gran arquitectura
Del puente de Dios: sólo entonces será el saber coger un poder,
No tuyo de un mundo”
(R. M. Rilke)

Este será el titulo de mi ensayo para Padre Jerónimo, así deseo cumplir con mi objetivo y a la vez doy razón a mi querido sacerdote quien con lujo de competencia y con paciencia ha seguido mi trabajo por un espacio casi de dos años.

I. Realizando una síntesis como se me pide en la carta del 16 de Octubre, diré lo siguiente: Para mí las cinco ideas más importantes del curso sobre Franciscanismo son:

La Espiritualidad Franciscana
· Evangelización y Carisma Misionero Franciscano
· El deber del Franciscano hoy
2. Dios Sumo Bien
3. El Cristocentrismo
4. Amor, Alegría y Ecología
5. Francisco y Maria

II. Para mí los temas que quisiera profundizar serían:

1. La Fidelidad y la Tradición una Historia de la Misión Franciscana.
2. San Francisco y la ciencia
3. La teología de la liberación
4. Sobre la sabiduría Franciscana a través de la historia
5. Sobre la Pedagogía Franciscana.

III. Los aspectos que más han servido para mí vida, mi fe y mi praxis son:

1. La Familia Franciscana como portadora de una misión específica
2. El cristianismo, religión de la encarnación
3. Formación y perfeccionamiento
4. El origen de la misión a la luz del misterio de la Trinidad.
5. La opción por Cristo y la extensión universal: Fraternidad Universal, Reconciliación con Dios, El hombre y la naturaleza.
6. El Sueño Franciscano de una Iglesia Amerindia
7. El trabajo por la paz.
8. La opción por los pobres
9. La mujer en la sociedad
10. El Franciscanismo como Paradigma

Con los anteriores aspectos mi vida se ha enriquecido espiritualmente, mi fe se ha fortalecido y he tenido la capacidad de llevarla a la praxis cristiana en la entidad donde trabajo, entidad netamente Franciscana, titulada “Institución Universitaria CESMAG”.

Padre Jerónimo, esta síntesis que Usted me solicitó me quedó difícil realizarla en sólo 20 paginas, se nos fueron 4 paginas de más, pero Usted comprenderá que la Espiritualidad Franciscana es amplia, hermosa y hay muchos temas que no se pueden acortar, espero sinceramente haber cumplido con su solicitud, y como le manifesté anteriormente hacerme llegar el curso sobre Juan Duns Scoto, le quedaré siempre agradecido.

Sigifredo.


1. ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA

Para hablar de Franciscanismo antes que todo debemos determinar qué es lo que se entiende y qué es en realidad el Franciscanismo; por Franciscanismo, según los estudios realizados hasta ahora, entendemos, aquel conjunto de personas que viven según el Espíritu de San Francisco. El espíritu de San Francisco lo constituye el Evangelio, “Evangelio que equivale a signo de AMOR, ‘Deus Charitas Est’”, de donde nuestro Seráfico Padre, luego sacó la conclusión “Deus Meus et Omnia”, porque sólo a través del evangelio el hombre puede arribar a amar y a vivir como Cristo nos enseñó.

El Franciscano de hoy en día debe tener el mismo espíritu de San Francisco, de tal manera que su programa de vida será vivo, y éste permanecerá por siempre. Vivir la vida de Cristo, en cuanto sea posible, tal y como nos lo presenta el Santo Evangelio.

Practicar y defender La Palabra Divina, ser portadores de mensajes de paz, de alegría, y de vida a todos nuestros hermanos, especialmente a aquellos que viven sin conocer y sin amar a Dios. Ahora el Amor nos da la libertad y la libertad es sólo Amor, porque el Amor es el mismo Dios, y Dios es Sumo Bien, es gozo y alegría, y quien permanece en la caridad permanece en Dios, y Dios en él.

Esta es la razón por la cual San Francisco se distingue entre todos los santos, porque el vive el Ideal Evangélico y así se justifica el por qué el mensaje Franciscano ES PERENNE E INAGOTABLE EN SU FECUNDIDAD.

Y aquí viene preguntarnos: ¿Qué cosa es la Espiritualidad Franciscana? Es difícil de definir nos lo dice el Padre Agustín Gemelli, pues es necesario vivir la vida Franciscana para saber en qué consiste o qué es lo que constituye el Espíritu Franciscano.

Espiritualidad y Teología del Curso
“Frente a la necesidad de redescubrir y de profundizar la dimensión misionera de la espiritualidad Franciscana, nació en 1982 la idea de un curso básico, que hiciera accesible el carisma misionero de Francisco de Asís, tal como se vive en las diferentes comunidades Franciscanas y en las diversas culturas. Tiene el titulo de "Curso básico sobre el carisma misionero Franciscano". En el ámbito mundial de utiliza la sigla del inglés: CCFMC = Comprehensive Course on the Franciscano Mission Charism". En este curso es más importante aprender de otros que enseñarles. Por esto trata de fomentar el diálogo intercultural y promover las iniciativas que provienen de la familia Franciscana de otros continentes y culturas. Con éxito y entusiasmo, miles de hermanas y hermanos de todo el mundo, colaboraron en la preparación del curso. Naturalmente también se reconocieron limitaciones y fallas culturales. A esto se suma que en el transcurso de los años se descubrieron nuevos puntos temáticos esenciales y que por esto también cambiaron los retos a nuestra espiritualidad. Por lo tanto se hizo indispensable una revisión exhaustiva del curso, lo cual se realizó mediante un proceso de diálogo. Durante dos años las hermanas y hermanos se ocuparon de temas esenciales específicos. Los conocimientos logrados se expusieron y se compararon en un Encuentro en 1994 en Asís durante dos semanas. El equipo de redacción del área Alemana le fue encargado el incluir las iniciativas y propuestas de cambio en una nueva redacción del curso. El resultado lo tienes ahora en tus manos”.
“Todos los Cristianos, por tanto también todos los Cristianos miembros de la Familia Franciscana, son enviados a transmitir el mensaje de Jesús. El que se llega a Jesús, el "enviado del Padre", es enviado también a testificar de palabra y de obra, el Amor de Dios. La diferencia tradicional entre misioneros y no misioneros pertenece tanto histórica como teológicamente al pasado. Entre tanto, las Iglesias de todo el mundo se entienden como iglesias locales autónomas. Con esto también está revaluada la diferenciación entre iglesia nativa que envía, e iglesia de misión que recibe”.
De igual manera la espiritualidad Franciscana no sólo contiene un elemento misionero, ella es misionera en su totalidad y así debe desarrollarse en la Iglesia y en el mundo. Toda la vida de San Francisco y Santa Clara fue testimonio, indicio, profecía. En ella se basa el sentido Franciscano de la vida.
Para el estudio de la Espiritualidad Franciscana se han creado varios institutos en diferentes continentes, entre los cuales sobresale el de Roma, que a la postre se ha concebido de la siguiente manera: “El Instituto de Espiritualidad está anexado al “Pontificio Ateneo Antoniano (PAA) en Roma, instituto que brinda una formación académica y científica y ofrece a los futuros profesores universitarios, formadores y animadores, orientaciones prácticas en el ámbito de la teología espiritual. Allí se reconoce una particular importancia a la transmisión de la espiritualidad típicamente Franciscana. El Instituto es regentado por la Orden de los Capuchinos (OFMCap) y la Orden de los Frailes Menores (OFM) ya que la mayor parte de los profesores pertenece a estas dos ramas de la Primera Orden. El Colegio de profesores está complementado por peritos de otras comunidades, lo mismo que por algunos laicos”.

El Franciscano de hoy a la luz del Franciscanismo puede ser un hombre que vive en medio al mundo (Terciarios), quien detrás de la horma de San Francisco, observa las leyes divinas facilitándola en la potencia del Amor, haciendo ligero el sacrificio y edificando con el ejemplo admirable de la “Perfecta Alegría en el dolor”; la alteza sublime de una santidad a la conquista de todos sin diferencia de clases sociales, razas, o partidos políticos, esta, la Tercera orden a la par con los religiosos y las religiosas del primero y del segundo orden constituyen la fuerza viva de la iglesia.

El moderno como el antiguo Franciscano debe ir a la vanguardia en la defensa de la iglesia, porque los franciscanos son por excelencia evangelizadores por todo el mundo.

· EVANGELIZACIÓN

El término “Evangelización” tal como lo venimos entendiendo desde hace algún tiempo, en el fondo no puede significar otra cosa que dar testimonio del Dios-hecho-hombre en todos los lugares y en todas las realidades del mundo.
En la proclamación oficial del Concilio (“Humanae salutis”), el 25 de diciembre de 1961, el Papa Juan XXIII expresaba: “La exigencia fundamental que se hace hoy a la Iglesia es que sepa poner a la humanidad actual en contacto con la fuerza invencible, vitalizadora y divina del Evangelio”. El Consejo Plenario de la Orden Franciscana, reunido en 1983, en Salvador (Bahía, Brasil) definió el lugar que ocupa el movimiento Franciscano en la Iglesia con palabras extraordinariamente audaces:

“Como Hermanos Menores estamos llamados a ser “la vanguardia evangelizadora”, dentro de una Iglesia que debe encarnarse y renovarse constantemente. En consecuencia, debemos estar muy atentos a tener una gran sensibilidad hacia todas las mociones que el Espíritu Santo provoca, tanto dentro como fuera de la Iglesia. Sin dejar de servir a los fieles, vemos la necesidad de llegar hasta aquellas personas a quienes aún no ha llegado la noticia del Evangelio, y hasta aquellas otras que se han alejado de él por la forma tradicional en que les ha sido presentado” (Bahía 1983,17).

Por supuesto que esta definición es válida no sólo para los Hermanos Menores propiamente dichos, sino para todos aquellos laicos y religiosos que de cualquier manera reconocen en San Francisco y en Santa Clara sus fuentes de inspiración. Conviene releer atentamente el texto citado: el movimiento Franciscano se sitúa y actúa dentro de la Iglesia, pero no está del lado de quienes quieren caminar siempre y únicamente por los caminos trillados, o que sólo consideran válidas las cosas que ya han sido tradicionalmente probadas.

La Iglesia, pues, se siente desafiada por el mundo actual. Desde el Concilio quiere explorar nuevos territorios. Y para ello necesita contar con exploradores, hombres y mujeres decididos y capaces de enfrentar los riesgos y la aventura, nuevas experiencias, una vanguardia que abra brecha y a la que se pueda seguir con confianza. El movimiento Franciscano, apoyado en la fuerza de su carisma y de su historia, en una nueva auto-comprensión, está llamado a asumir esta tarea. Muchas personas, incluso ajenas a la Familia Franciscana reclaman y expresan sus expectativas a este respecto. Ya en 1927, es decir mucho antes del Concilio Vaticano II, el jesuita Peter Lippert escribió las siguientes palabras, que reflejan hoy más que entonces, las expectativas de nuestro tiempo:

“Los principios organizativos que desde San Benito llegan a través de Santo Domingo y San Ignacio a las Congregaciones más recientes, parecen haber agotado su capacidad de adaptación a los tiempos modernos. Lo cual no quiere decir que sean caducos o que deban ser reemplazados. Pero, lo fundamentalmente nuevo, lo que muchos buscan hoy a través de tantas experiencias de nuevas fundaciones, quizás únicamente se encuentre en la línea del espíritu original de San Francisco de Asís. Es el ideal de una vida y una comunidad de Amor en libertad; es el ideal de una vida que se mueve en la sencillez, sin aferrarse a conceptos y proyectos de poder, el ideal de una personalidad original y espontánea, que obedece únicamente a una ley interior y que se fortalece en la auto-disciplina. Si Dios quiere regalar a la Iglesia, en un momento cualquiera, la Orden religiosa del futuro, ansiosamente anhelada y buscada por tantas personas, esa Orden tendrá, sin duda el sello del espíritu de Francisco de Asís”.

Otro jesuita recogió este pensamiento y lo puso en relación con el acontecimiento y las intuiciones del Concilio Vaticano II: Mario Von Galli afirma en su libro “Gelebte Zukunft” (El futuro vivido) que Francisco de Asís fue el tema clandestino del Vaticano II y que la Iglesia se ha puesto en el camino trazado por Francisco.

Estos testimonios reflejan una expectativa general que concentra su atención en el Movimiento Franciscano. Se puede, incluso, señalar algunas corrientes específicas de nuestra época que se inspiran muy definidamente en el modelo Franciscano:
 El movimiento por la Paz. Muchas personas comprometidas con este movimiento se remiten expresamente a San Francisco y esperan que el Franciscanismo enarbole esta bandera.

 La Iglesia de los Pobres. En todo el mundo, muchas personas y grupos que luchan por una “Iglesia de los pobres” se remiten también a Francisco de Asís y lo consideran como su modelo. Esperan que quienes por vocación están llamados a seguir los pasos de Francisco, estén presentes allí donde la Iglesia se compromete realmente con la causa de los pobres.

 El movimiento ecológico. Cada vez son más los grupos y movimientos comprometidos en la defensa de la naturaleza y de un medio ambiente libre de toda forma de explotación salvaje que reconocen que Francisco de Asís ha sido la única persona que ha fundamentado desde el punto de vista religioso la perspectiva de supervivencia del Mundo. Tales personas y grupos esperan también del movimiento Franciscano un compromiso serio en esta línea.

· CARISMA MISIONERO FRANCISCANO

La iglesia es Misionera. El Franciscanismo es Iglesia, luego el Franciscanismo es Misionero como la Iglesia. Además la voluntad del Seráfico Padre era aquella de ser Evangelizadores: “Id de dos en dos evangelizando por el mundo”.

Dios nos ha llamado a participar de su vida y de su gloria. Francisco fue el más fiel imitador de Jesús, luego el Franciscanismo debe ser el mejor imitador de Jesús

La iglesia fue enviada por Cristo: Los Apóstoles fueron la semilla del nuevo Israel y el origen de la sagrada Jerarquía. A ellos Jesús les ordenó predicar por todas partes la buena nueva. Difundir la Verdad y la Salvación de Cristo. Para ello la iglesia debe caminar por el sendero de Cristo en pobreza, obediencia, servicio, y olvido de sí hasta la muerte. De la cual él resurgió victorioso. Y estas virtudes son las características propias del Franciscanismo junto a la Castidad.
Ahora nos resta a nosotros, amigos y seguidores de San Francisco adentrarnos a dar el verdadero testimonio Cristiano de vida; Todos debemos manifestar el espíritu Santo que llevamos dentro por Amor de Dios, quien nos ha brindado este infinito don. Unidos a los demás hombres en caridad se debe participar en la vida cívica y cultural, como lo hacemos en el “CESMAG” de Pasto. Así descubrimos el gozo y las semillas de la palabra en las tradiciones del pueblo.

El corazón de la Espiritualidad Franciscana es la "sumisión". Esto influye a Francisco desde su regla no bulada, hasta su testamento: "y estábamos sometidos a todos" (Test 19). Los hermanos estaban y están llamados a tratar de una manera nueva con los hombres y toda la creación: para ellos no valen estructuras jerárquicas basadas en autoridad, poder o explotación. Ellos se decidieron por la bondad, respeto mutuo e igualdad fraterna. Esto influye en la escogencia de sus tareas, su manera de trabajar y sus contactos sociales. La decisión de "sumisión" determina esencialmente la comprensión de la misión de los hermanos y su comportamiento frente a los Sarracenos. En vez de someter a los Sarracenos al poder político occidental, se les advierte a los hermanos que se sometan a los Sarracenos.

Como cristianos deben compartir su vida, su trabajo, y su comida con los demás. Haciendo esto, ellos actuaban en contra de la Iglesia de ese tiempo, la cual les prohibía a los cristianos servir a los paganos. Refirámonos a las palabras "por Dios". Esta expresión está relacionada con la experiencia personal de Dios propia de San Francisco. Dios se le muestra en forma humilde. Se evidencia sobre todo en la persona de Jesús de Nazaret. La humildad de Dios permite a los hermanos abrir su corazón a la presencia del Espíritu Santo, aun estando entre Sarracenos. Los hermanos eran capaces de admirar la religiosidad de los musulmanes, su libro sagrado, los nombres sagrados de Dios y su llamamiento a la oración. Esa tolerancia hacia los demás no significaba de modo alguno, la traición de su identidad cristiana. Ellos se profesaban cristianos en todo su ser.

Franciscanos y Franciscanas deben proyectar su misión siempre con alegría y anunciando la buena nueva por doquier. Primero se debe predicar con el ejemplo, con la vida antes que con la palabra, como decían los Romanos: “VERBA VOLANT EXSEMPLA TRATHONT” “Las palabras vuelan, pero el ejemplo arrastra”. Se nos invita a ser luz que ilumina el mundo, cual tea ardiente de la verdad, el amor y la justicia sobre todo lo demás.

DIALOGO: debemos llevar el mensaje de la buena nueva, debemos entrar en franco dialogo con aquellas personas a las cuales les portaremos el mensaje, así como respetaremos la posición de los contrarios, debemos ser tolerantes con los demás.

RESPETO A LAS CULTURAS: El Franciscano debe respetar y valorar sus valores culturales, debe recordar el hermoso canto de las criaturas que el hermano Francisco compuso para loar a Dios y darnos a conocer su verdadero amor por los elementos que componen todo el conglomerado de la madre naturaleza. Lo anterior equivale a “encarnar el evangelio en las culturas, para formar la nueva figura y la nueva historia de la salvación.

RESPETO A LAS RELIGIONES: Debemos valorara los grandes valores que otras religiones de otros pueblos poseen, pues hay mucha riqueza espiritual, que de ninguna manera el Franciscano debe destruir. Todos los Franciscanos debemos estar convencidos que la luz brilla para todos lo creadores o fundadores de otras religiones, como lo quería Dios Creador de todas las cosas y personas, Los hermanos menores deben alegrarse de la valoración del mundo religioso y deben alabar al Señor por las maravillas creadas, este es el mejor de los mundos posibles creados. Se debe practicar el dialogo y hacer oración en común.

RESPECTO A LA SUPERACIÓN DEL CLERICALISMO QUE NO ES FRANCISCANO: debemos aceptar el camino de Jesús, y vivir la constante conversión, la cual nos exige una Metanoía o sea una conversión Personal y comunitaria, solo así se conseguirá penetrar las culturas con los valores Evangélicos.

FRATERNIDAD, ORACIÓN Y MÍSTICA: Nuestra fraternidad debe constituirse en un signo y un símbolo para el mundo actual, ansiosos de comunión que apela a una nueva sociedad más humana, la fraternidad debe constituirse en el mejor medio de testimoniar a Cristo en su evangelio. Respecto a la oración no olvidarse que Francisco quería que sus Frailes adorasen a Dios en todo momento y lugar.

RESPECTO AL TRABAJO CONJUNTO ÍNTER FRANCISCANO: Todas las familias Franciscanas deben trabajar por un mismo fin u objetivo. Especialmente en los campos de la Formación, de la comunicación, de Justicia y de Paz.

Nuestro mundo vive con muchas clases de miedo y temor; anhela la alegría, el Amor y la unidad y no los puede encontrar. Esa desazón que experimentan los hombres, los lleva a todas las formas posibles de búsqueda y divagación. Esto alcanza a tocar incluso a las comunidades religiosas. También nosotros estamos afectados hasta cierto punto por esta enfermedad del espíritu. Necesitamos de orientación, de contemplación, para decirlo con otra palabra. Antes de Cristo esta palabra significaba la actividad de los sacerdotes antiguos, que delimitaban un espacio en el cielo, en donde observaban el vuelo de las aves, para tratar de reconocer o adivinar la voluntad de los dioses. En la tradición cristiana, se trata de contemplar a Dios y cómo se manifiesta en la naturaleza, en la historia y en su revelación, para encontrar orientación para una vida según su voluntad. En nuestro tiempo redescubrimos lo que los místicos de todos los tiempos han experimentado: la contemplación como apertura silenciosa a lo divino y como liberación de todas las fuerzas del espíritu y del alma para abrirse a la presencia de Dios. Francisco y Clara de Asís están comprometidos con dos cosas: la orientación hacia la voluntad de Dios y su revelación y el acallar todos los lenguajes ante el misterio de Dios, a quien ellos experimentan en una relación muy personal. Al mismo tiempo, ellos quieren integrar el mundo entero en la dinámica de la voluntad de Dios. Contemplación y misión son para ellos dos polos de una misma realidad.

Hoy en día es más que suficiente llamar a San Francisco un Santo moderno, y aquí vendrá otro interrogante: ¿Cómo sucede esto? No interesa que él haya nacido y muerto hace 8 siglos, porque lo interesante es que su espíritu vive aun en el espíritu de cada uno de los Franciscanos en singular. Esta innegable verdad que Francisco vive a través de 8 siglos significa que es de una floreciente juventud y por ello se puede afirmar que Francisco ejercita una atracción irresistible de simpatía y de afecto. Aunque entre nosotros los creyentes y esto lo conocemos a través de los escritos de San Francisco, de parte de los hermanos ateos y de los hermanos protestantes.

La modernidad de San Francisco es aquella de muy pocos que han sabido escoger el manantial de vida. Algunos dicen el espíritu democrático, otros le llaman el espíritu en la libertad evangélica, otros en el espíritu del artista y del poeta sublime de la naturaleza, he aquí que en el siglo XX, fue declarado patrono universal de la Ecología. Algunos quieren ver en Francisco al precursor del protestantismo, otros del socialismo bolchevique, y del así llamado modernismo religioso. Algunas cosas es posible admitirles, pero aquella del socialismo y del protestantismo son afirmaciones erradas; porque San Francisco jamás ha renegado de la iglesia, es más ha ordenado que sus frailes estén bajo las ordenes del Romano Pontífice.

Francisco jamás ha estado en contra del pontificado de Roma, de otra parte él ha enseñado a vivir como religiosos católica y santamente, y ha prometido obediencia al Papa y a sus sucesores, lo mismo que a la Iglesia Romana, entonces aquellos que lo quieren ver como socialista o protestante, son aquellos individuos que no han conocido el verdadero espíritu de San Francisco, para aclarar un poco más esto diremos que a Francisco jamás se puede llamarlo patrono de los comunistas, nada más históricamente falso, pues un abismo grande separa a Francisco del Comunismo, porque Francisco al igual que Cristo, comparten con todos los hermanos por igual, pero siempre en función del bien, en cambio los comunistas, en más de una ocasión han pasado con las armas por encima de la voluntad de los pueblos, como sucedió en 1950 con el pueblo Húngaro, y en 1968 con el pueblo Checoslovaco, entre otros de los países más golpeados por la ideología comunista ( a quines les pasaron con tanques y bombas causando muertes incontables).

La doctrina de la caridad y del Amor hacia Dios y hacia los hombres, que lejana está del pensamiento comunista de Marx, Engels, Lenín, Stalin, Mao Tse Dung. Francisco predicó y predica la pobreza voluntaria, la perfecta castidad, la obediencia y la humildad en tanto que el comunismo aspira acariciar riquezas terrenales, y en el libro del amor, éste enseña la revolución, el odio, como si los hombres no estuviesen compuestos de alma y de cuerpo.

Francisco abandona por sí y en la persona de sus seguidores todos los bienes terrenales, porque éstos hacen alejar del cielo, los comunistas combaten a muerte la religión, porque esta es un obstáculo para conquistar la tierra.

Fuga del dinero, amor y paz es la formula de vida Franciscana; asalto al capital, odio a las clases sociales, he aquí la formula comunista que en síntesis se traduce “Muerte para los débiles y supervivencia para los fuertes”.

Los poetas Franciscanos lo aclaman en pleno siglo XX, lo eligieron como su patrono y en enseguida el pueblo Italiano en un convenio llevado a cabo a Nápoles el 4 de Julio de 1936, lo declaró Patrono de Italia, junto con Santa Catherina de Siena.

El Sayal Franciscano es bien visto y muy querido en todo el mundo. Los escultores con el trabajo, los reinantes con el dinero, adornan los parques y jardines y las plazas públicas con la estatua del “Pobrecillo de Asís”. Esto es lo que hace exclamar al poeta Roberto Mora Benavides: “Decir en Nariño y de manera especial en Pasto, Sayal Franciscano o Padres Capuchinos es decir Amor, mansedumbre, ternura, consagración, pobreza, sacrificio y sobre todo llevar la imagen del Santo fundador Francisco de Asís”[1].

Los intelectuales crean centros de estudios Franciscanos, fundan universidades y colegios con el fin de dar a conocer siempre y de la mejor forma posible el espíritu vivo y evangélico de Francisco de Asís.

La vitalidad Franciscana ha estado reconocida siempre pero especialmente al cumplirse el séptimo centenario, cuando el Papa Pío XI y más tarde Pío XII, en 1939 lo nominó Patrono principal de Italia, junto a Santa Catherine de Siena, después un ejemplo viviente “El Papa Bueno – Juan XXIII”, quien fue Terciario Franciscano y de hecho vivió como un verdadero Franciscano dan testimonio de las grandes virtudes de pobreza, castidad, obediencia y alegría a través de sus actuaciones como pontífice. Y el Papa Paulo VI, en un Breve Apostólico reconoce el gran valor del Franciscanismo en toda la obra de la iglesia, también ha hablado y a favorecido las enseñanzas de las doctrinas de Duns Scoto y de San Buenventura.

El Franciscano moderno debe actualizarse siempre, debe vivir según San Francisco: “En fraternidad, en amor para todos, en caridad, y en libertad moral”, por ello también debe amar a los ricos tanto como a los pobres, como se ama a sí mismo, esta razón es por demás la que llama la atención de los santos y de los religiosos de todas las clases sociales, por eso en el camino Franciscano han surgido santos como: San Luis, Rey de Francia, la Reina Santa Isabel de Hungría, Santa Isabel, Reina de Portugal… Hombres Santos como Felix de Cantalicio, Francisco de Camporoso, San Bernardo de Corleone, San Pío de Pietrelchina, etc… El Franciscano de hoy está invitado a revivir a San Francisco y a vivir el poema del Amor, y éste Amor debe ser la razón de nuestra existencia porque sólo el Amor logra encender la llama para comprender al otro, allí donde hay odio.

Por esto podemos decir, que San Francisco sigue siendo un santo moderno, en cuanto al aspecto social, donde los Franciscanos deben calmar las luchas que se agitan en medio a nuestra sociedad. El verdadero Franciscano debe estar allá donde los corazones de los hombres son fuego de odio contra el hermano, contra la sociedad, contra el pueblo… Es allá donde debe predicar el Amor con la palabra y con el ejemplo, y la paz que tanto necesitan los hombres que nacieron sin ley, que nacieron sin Amor y sin un fin que alcanzar.

Quien vive el ideal de Francisco, vive a Cristo, y quien vive a Cristo es un hombre moderno, de ahí que Francisco es el Santo Moderno en cualquier lugar y en cualquier tiempo, la existencia moderna de Francisco está en aquello que fue su vida, o sea, la plegaria del Santo Evangelio. El Santo Evangelio según el Cristo mismo lo dice: “La tierra pasará, las estrellas pasarán…. todo pasará, pero mi palabra no pasará”. Esta palabra tiene vida eterna y nos fue confirmada por el Apóstol San Pedro, cuando le dijo: “Señor, tu sólo tienes palabras de vida eterna”, y luego el Cristo lo confirmó con su muerte, muerte que fue por Amor a los hombres.

· EL DEBER DEL FRANCISCANO HOY

El mundo hoy está muy avanzado en cuanto a falsas doctrinas, en cuanto al modo de vivir de los materialistas y ateos, en cuanto a la ciencia y sus nuevos y novedosos descubrimientos, en cuanto a la falsa política, LA ECONOMÍA… Pero también existen de los creyentes en Dios y en la religión. A quienes los Franciscanos deben enseñarles a vivir católica y Santamente, como aquella de buscar de formar nuevas vocaciones religiosas. Los Franciscanos deben estar en las misiones, que quieren muchos misioneros de corazón grande ansiosos de dar la vida por el Ser amado. Allá donde los hombres no creen en Dios, allá donde no lo conocen, allá donde se vive sin Cristo, sin Iglesia. Esto es, los Modernos Franciscanos deben estar preparados para la vida de misión. Ya sea en la ciudad o en los montes o en los desiertos. El Verdadero hijo de Francisco debe impartir la luz de Cristo y del evangelio en cualquier parte donde haya necesidad de hacerlo conocer. Debe llevar el evangelio especialmente ahí donde el odio es el pan y el dinero es el dios. Allá donde se venden los juicios, allá donde el mundo se llena de soberbia y orgullo, allí donde el mundo se enloquece sin fe, y sin hermandad. Allá donde el rencor diabólico hace temblar a los hombres, allá donde se premia la calumnia, allá donde la virtud se rinde ante lo fácil, donde la palabra se convierte en diosa, así como el dinero en dios[2].

Allá deben estar aquellos quienes deberán predicar la pobreza y el amor sobre todo con el ejemplo. La vida hoy está saturada de romanticismo y pragmatismo así como de existencialismo, y ésta, la vida, es considerada como una negación. Los escritores, los filósofos todos en sus escritos prescriben el fracaso de la vida: la vida no tiene sentido, la vida no se llama vida, la vida es nada, por tanto no hay una razón para existir; la vida es pecado, la vida es angustia, la vida es un mal… es propio con esta clase de gente preparada que se debe enfrentar el moderno Franciscano y esto solamente se consigue por medio del Amor, del estudio y de la oración. Un hijo de Francisco debe tener siempre el ideal de su Misión, como lo quería el santo fundador. Debe pensar siempre en trabajar tras la cortina de hierro, en medio del odio, debe alimentar con la palabra aquellos que no conocen a Cristo; debe trabajar en la universidad de hoy, en la que más de uno se dice ateo, en los colegios donde la religión ha sido dejada de lado. El Franciscano debe trabajar en cualquier lugar con la predica así como con su trabajo material si es posible, ya no solamente debe pensar a vivir del altar o de las limosnas porque este es también el querer del Seráfico Padre, quien decía: “se debe trabajar para ganarse lo necesario, no por codicia, ni por dinero, pero si para suplir sus necesidades. Y solamente cuando no os den la recompensa, recurrirán de puerta en puerta a demandar una ayuda”.
También se puede trabajar aún con el empleo de la fuerza bruta, como sucedió con los curas en la misión de París, a raíz del Concilio Vaticano II, en las grandes fábricas, en las minas, en los subterráneos, en los ferrocarriles en cualquier campo sin dejarse envolver por el vicio del hombre en general. Es verdad que se debe preparar para el ministerio, pero también el trabajo ha sido un ejemplo dado por Cristo quien trabajó en medio a su pueblo y se ganó el pan con el sudor de su frente.
Para estos trabajos es verdad que no todos están llamados, pero mediante una preparación adecuada y con una firmeza de virtud, se puede salir adelante en ese mundo pagano y ateo.

Todas las clases de personas piensan en las dos caras: quieren el bien y quieren el mal; quieren la miel y quieren la hiel, quieren la gracia y el afán. La paz está en el atardecer porque según el pragmatismo y el dinamismo paz significa éxtasis y aburrimiento. Éxtasis es la explicación del Yo personal, el aburrimiento es la falta de un bien mayor de alcanzar.

Los modernos pensadores filósofos y literatos le han quitado al dolor su eficacia, así éste, el dolor no reconduce o no lleva a Dios. Piensan al inverso de los epicúreos, “comamos y bebamos que mañana moriremos”. Hoy dicen “comamos y bebamos que mañana comienza la vida”, así hacen como los perros que comen hasta saciarse completamente, y luego le produce nausea, y entonces según ellos allí recomienza la vida. ¡Que horror! Pobre gente quemada, pobre niños ya viejos, pobres escarnios humanos que nacen sin alegría, sin honor, sin Amor, sin corazón… niños que nacen para recambiar el odio por el odio, el egoísmo por el egoísmo, niños que nacen bajo una bandera política y llevan bajo el silencio una inocencia ya triste.

La humanidad no está más al servicio de Dios, El está al servicio de los hombres, que error el de esta humanidad, allí es donde se hace más urgente que esté presente el Franciscano de hoy, para calmar las penas, para enseñar el buen camino y hacer el bien a todos fin a dar la propia vida por el Ser amado.

El Franciscano moderno es esa persona que debe confundirse con el espíritu de Francisco: “conformidad a Cristo Señor nuestro”. Esto solo se conseguirá viviendo el evangelio sin glosa alguna. El espíritu Franciscano entonces debe ser desarrollado y vivido de igual manera como lo hicieron los primeros seguidores de Francisco, además su compromiso debe ser: desarrollar las valiosas doctrinas de Duns Scoto y San Buenaventura.

Scoto ha colocado como principio de su filosofía el motivo de la Encarnación en la Glorificación del Hijo de Dios antes que en la Redención de los hombres. Por ello él hace una distinción entre Encarnación y Redención y afirma basado en las Sagradas Escrituras que el hijo de Dios está predestinado a hacerse hombre para la gloria del Padre, enseguida del pecado de Adán, se ha humillado, ha sufrido, fin a la muerte de cruz, porque la Encarnación fuese Redención, esto es lo que da fundamento a la piedad Franciscana y así conquistaba a las almas para acercarlas al concepto Cristocéntrico o sea a hacer de Cristo el único mediador entre Dios y los hombres.
2. DIOS, SUMO BIEN
Existe una doctrina Franciscana según la cual Dios es Santo, es grande, pero es sobre todo Bien, más aún, el Sumo Bien; para ella Dios es Amor, que de Amor vive, por Amor crea, por Amor se encarna y redime, es decir, salva y santifica.
Hay una manera Franciscana de contemplar a Jesús, “El encuentro del Amor in creado con el Amor creado. También hay un modo de amarle, y de imitarle; se ve al hombre de Dios y se prefiere considerarlo en su santísima humanidad porque lo muestra mejor y casi lo palpa”; afirma el Padre Bettoni en su obra: “Visión Franciscana de la Vida”.

El concepto de Dios es algo fundamental para el espíritu de los Franciscanos, es el punto de partida, su fuente nutricia y su medida.

Se aprecia en todos y cada uno de los santos, cuanto más elevado es su heroísmo y su oración, tanto más profundo, lúcido y focal es su concepto sobre Dios. “Deus meus et omnia” (Mi Dios y mi todo). ¿Quién eres Tú y quién soy yo? ¿Quién eres Tú, dulcísimo Jesús mío?, ¿Quién soy yo, vilísimo gusano e inútil siervo tuyo? (S. Francisco de Asís).

Todo lo anterior se puede entender, como sucede en San Buenaventura: “La visión y el Amor de Dios, es la luz, la fuerza y la medida de mi meditación y de mi Amor a las demás criaturas”.

El raudal poético de San Francisco se halla aquí:
“Tú eres Santo, Señor Dios único, que haces maravillas.
Tú eres fuerte. Tú eres grande. Tú eres altísimo.
Tú eres Rey omnipotente. Tú eres Padre Santo
Rey del cielo y de la tierra.
Tú eres trino y uno, Señor Dios, todo bien.
Tú eres el bien, todo bien, Sumo Bien, Señor Dios,
vivo y verdadero. Tú eres caridad y Amor.
Tú eres sabiduría. Tú eres humildad. Tú eres paciente.
Tú eres seguridad. Tú eres quietud. Tú eres gozo y alegría.
Tú eres justicia y templanza.
¡Tú eres todas nuestras riquezas y satisfacción!
Tú eres hermosura. Tú eres mansedumbre.
Tú eres protector. Tú eres custodio y defensor.
Tú eres esperanza nuestra. Tú eres fe nuestra.
Tú eres gran dulcedumbre nuestra.
Tú eres la vida eterna nuestra.
Grande y admirable Señor, Dios omnipotente,
Misericordioso salvador.”[3]

Dicho esquema lo volvemos lógico, la oración puede resumirse así:
“Tú eres Santo, Señor Dios único, pues sobre todo,
Tú eres el bien, todo bien, Sumo Bien; sobre todo,
Tú eres caridad, Amor. Tú eres quietud...”

De aquí podemos deducir que el centro de la oración de Francisco lo constituye la Bondad.
San Francisco, al igual que San Pablo, no quiere conocer, ni creer, ni amar en serio más que a Cristo, y a Cristo crucificado y varón de dolores.
El pensamiento Franciscano y el pensamiento de los representantes más autorizados del Cristianismo Oriental, salvado el naufragio comunista, tienen una feliz coincidencia. Coincidencia que no la debemos exagerar, pero tampoco despreciar. Así lo podemos apreciar al leer a Pfleger quien resume el pensamiento filosófico – teológico de S. Soloviet y citado por Padre Bettoni. “Era necesario que recorriéramos un camino tan largo, para llegar a encontrar las bases y fundamentos metafísicos de aquella verdad, que para Soloviet es la verdadera y más alta revelación del Cristianismo y la única clave del secreto vital cósmico y humano: la gnosis. Así se llama el misterio primogénito en el que se funda la verdad de la divinidad humana, sólo en la luz de la gnosis se revela toda la amplitud de su significado. Existe un Cristo eterno, un Dios- hombre que se ha unido a la humanidad, no sólo en cierto momento de la historia, sino desde toda la eternidad y existe un hombre eterno que tiene una participación esencial de la divinidad, no sólo por el hecho histórico de la Encarnación, sino por una razón anterior a la creación del mundo. Existe una divinidad humana, por eso existe también una humanidad divina. La humanidad es el “Corpus Christi mysticum”, el cuerpo místico de Cristo, no sólo temporal, sino eterno, y no en un sentido alegórico, sino en un sentido absolutamente real, literal. La verdad metafísica de la divinidad humana, es naturalmente una verdad histórica; es más, la última verdad definitiva de toda la vida. Es el más alto impulso motor de todo suceso cósmico y humano que dirige los acontecimientos por vías particulares hacia un fin particular: La realización histórica de la divinidad humana. Este es el único sentido del proceso universal. Lo que había perdido la humanidad eterna – su unión con Dios – debe reconquistarse en el tiempo”[4].
¿Quién no percibe en estas palabras los ecos de la Cristología Franciscana?.
¿No es verdad que el pensamiento Franciscano ofrece un camino de una más fácil comprensión con el Cristianismo oriental, meta de tantos desvelos y oraciones de la Iglesia Católica?
¿Acaso no son los Franciscanos, hoy en día, los negociadores de la tan suspirada conciliación entre oriente y occidente, por así decirlo?
Todo esto es verdad pero, para llegar a ello es necesario afirmar nuestro conocimiento acerca de la Espiritualidad Franciscana, cuyas fuentes son la vida de San Francisco y las obras de los intérpretes de su espíritu, principalmente San Buenaventura, Scoto, accesible a todos llega a ser una necesidad interior para todo Franciscano que ame y aprecie su vocación y de esta manera florezca en los Conventos y en la Tercera Orden el genuino espíritu de San Francisco y será el mejor aporte a la recristianización del mundo moderno.

El Sumo Bien es lo supremo, muy elevado; del latín Bene: bien, valor supremo de la moral. La idea del Bien debe regir nuestros actos, es aquel a quien se considera “in” de todas las cosas: bien supremo. Del griego Agathon o del latín Bonus, a, um, en general todo lo que posee valor, precio, dignidad, mérito, bajo cualquier título que lo posea.

En Metafísica la idea de Bien es la realidad y justo la realidad es perfecta o suprema y es deseada como tal; ésta es la posición de la Filosofía Agustiniano - Franciscana, cuyo modelo es la teoría Metafísica de Platón, según la cual, el bien es lo que da la verdad a las cosas u objetos cognoscibles, el poder ser conocidos por el hombre, es lo que da luz y belleza a las cosas. Sintetizando, es la fuente de todo ser en el hombre y fuera de él[5].

Para Platón el Bien viene a ser comparado con el sol, que no sólo da a los objetos la posibilidad de ser vistos, sino también la de generarse, crecer y nutrirse; y lo mismo que el sol, que a pesar de ser la causa de estas cosas, no es ninguna de ellas; así el Bien fuente de la verdad, de lo bello, de la cognoscibilidad y en general del ser, no es ninguna de estas cosas, y se halla fuera de ellas[6].

De la misma manera, Platón ve en el Bien la hipóstasis o sea, el origen de la realidad, Dios mismo y lo considera como causa del ser y de la ciencia, a la vez[7].

La Filosofía Medieval identificó al Bien con Dios mismo, de manera que sólo se puede llamar bueno aquello que de algún modo es semejante a Dios[8]. El teorema característico de esta concepción del Bien, es que afirma la identidad de lo bueno y de lo que existe. “Bonum y Ens son la misma cosa en realidad, ya que uno y otro pueden distinguirse racionalmente”, afirma Santo Tomás[9]. En efecto, el Bien es el ente en cuanto objeto de deseo, lo que no es el ente, por lo tanto, “todo ente en cuanto ente es bueno”[10].

Rosmini, modernamente, al igual que San Buenaventura, Duns Escoto o Guillermo de Occam, entre otros, han identificado “al ser con el Bien”[11]. Giovanni Gentile identifica al Bien con el espíritu en acto. “El bien o valor moral no es otra cosa que la realidad espiritual en su idealidad, como producción de sí misma o libertad”[12] y las Filosofías contemporáneas son las que prefieren hablar del valor, más que del Bien como principio; considerando al valor como realidad absoluta y última, se inscriben en la misma concepción tradicional del Bien.

Bien Sumo del griego Tagathon, del latín Summum Bonum, noción introducida por Aristóteles para indicar lo deseado por sí mismo y no en vista de un bien ulterior. Un Bien Sumo, cualquiera que sea, es necesario para evitar el proceso al infinito[13]. Para El Estagirita el Sumo Bien lo constituye la felicidad.

Consecuencia, es la virtud. Pero Bien perfecto es el que no es parte de un Bien mayor de la misma especie y en tal sentido la virtud no puede ser el Bien perfecto que es, en cambio, unión de virtud y felicidad.[14]

Para el Padre Guillermo el Sumo Bien, es uno de los valores centrales de su pensamiento axiológico: “El hombre, pues, vale tanto, cuanto valen los valores sumamente apetecibles de los bienes morales y espirituales y nos acerquemos, lo más posible, al completo y total desarrollo y perfeccionamiento de nuestra personalidad y al valor máximo que es el Sumo Bien: meta última de nuestro peregrinar terreno y nuestra eterna y suprema felicidad”[15].

.La función de Cristo, por lo tanto, concluimos aquí, está ligada tanto a su divinidad como a su humanidad, puesto que Jesús es el Mediador entre Dios y los hombres, como Verbo Encarnado, es decir, no sólo como Dios, sino también como Hombre- Dios.

3. CRISTOCENTRISMO
San Francisco sentía una devoción ardiente hacia la Encarnación y la Pasión de Jesús, que lo presentan ya no sólo en la gloria y en su omnipotente grandeza o en el triunfo eterno, sino más bien en su Amor humano, tan dulce en la cuna y tan doloroso en la cruz y así desea sean sus seguidores, los Franciscanos, que no sólo se alegren con el advenimiento de un nuevo ser al mundo, porque a decir verdad toda una familia se alegra con el nacimiento de un nuevo hijo, pero sufre y a veces abandona al ser enfermo, como sucede hoy en día con muchos enfermos de SIDA. Francisco con los leprosos sufrió al principio, pero luego los amó y veló por ellos y en su regla así solicita a sus frailes atender a aquellos desventurados; así hablaría hoy respecto a la atención de los enfermos de SIDA, Ébola, etc.
Pero la verdadera imitación Franciscana de Jesús, la encontró el mismo Seráfico Padre, en el Evangelio abierto casi al azar:

“Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo” (Mt. 19, 21).

“Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt. 16, 24).
“No llevéis alforja, ni báculo, ni sandalias” (Lc.10, 4).

En cuanto al primer impulso se debe aclarar que aquí Jesús, no establece una categoría de “perfectos” superiores a los cristianos corrientes, la “perfección” que aquí se contempla es la de la economía nueva que supera a la antigua dándole cumplimiento. Todos son por igual llamados a ella, más para establecer el Reino, Jesús necesita colaboradores disponibles y es a ellos a quienes pide la renuncia radical a las preocupaciones de la familia y de la riqueza. (Cfr. Mt. 5, 17; 5, 48; 18, 12; 8, 19-20). “No penséis que he venido a abolir la ley y los profetas. No he venido a abolir si no a dar cumplimiento”. “Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt. 5, 48); “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve para ir en busca de la descarriada?” (Lc. 15, 4 ss). “Y un escriba se le acercó y le dijo: Maestro te seguiré a donde quiera que vayas. Dícele Jesús, las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza” (Lc. 9, 57).

La vivencia de Jesucristo impulsa a los hombres a compartir con los más necesitados, ayudándoles a que se promuevan como dignos hijos de Dios; sobre este particular el Padre Guillermo de Castellana afirma: “todo educador católico debe tener, pues, por su misma vocación una continua proyección social ya que forma al hombre para la inserción en la sociedad, preparándolo a asumir su compromiso y a mejorar las estructuras sociales, conformándolas con el Evangelio para hacer la convivencia humana más pacífica, fraterna y comunitaria, luchando contra el hambre, el analfabetismo, la explotación, la agresividad y la violencia, la creciente expansión de la droga y la legalización del aborto, por lo cual el educador católico debe desarrollar en sí mismo y cultivar en sus alumnos la más exquisita sensibilidad social y una profunda responsabilidad civil y política para cumplir con la noble tarea de hacer efectiva la Civilización del Amor y confirmándola con su propia experiencia”[16].

Según el Padre Guillermo de Castellana, esta vivencia es la que sitúa al educador “... en la más estrecha solidaridad con los demás hombres y lo impulsa al más alto desarrollo de todo lo humano y le da como modelo y meta a Cristo, hijo de Dios encarnado y hombre perfectísimo, cuya imitación constituye una fuente inagotable de superación personal y colectiva y así hará al hombre siempre más hombre y comunicará existencialmente a los alumnos, inmersos cotidianamente en lo terreno, la posesión de la más excelsa dignidad”[17].

En la Segunda Regla, escrita por San Francisco para ser vivida por todos los Hermanos de la Orden, de manera especial en el Capítulo XXIII, deja desbordar su alma contemplativa; es donde podemos descubrir su visión del misterio del Señor Jesucristo, en la que se destaca una frase, clave de la - “Cristología” - de Francisco, en la que muestra hasta qué punto ella explica las posiciones originales de los más grandes Doctores Franciscanos sobre la función de Cristo en el plan de Dios: “Que nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo amado, en quien has hallado complacencia, que te basta siempre para todo y por quien tantas cosas nos has hecho, te de gracias de todo... ¡Aleluya!” (I Rom. 23, 5).

El Cristocentrismo de San Buenaventura y la doctrina del primado absoluto de Jesucristo, fin del universo creado, del Beato Duns Escoto, están en germen en esta oración de su Padre San Francisco de Asís. “Cristo en cuanto camino, es el Maestro y el principio del conocimiento habido por la fe. Este conocimiento se adquiere de dos maneras: por revelación y por autoridad...” (n. 2)

“Cristo es el principio de toda revelación por su venida a la mente (del hombre) y la firmeza de toda autoridad por su venida en carne...” (n. 2). “Sin esta luz, que es Cristo, nadie puede penetrar los misterios de la fe. (n. 3).

“El es, pues, el fundamento de toda doctrina auténtica, tanto apostólica como profética, según ambas leyes, la nueva y la antigua... Es, pues, evidente que Cristo es el Maestro del conocimiento por la fe...” (n. 5)[18].

4. AMOR, ALEGRÍA Y ECOLOGIA

A. AMOR

Amor, viene del griego Eros, orientado a la sexualidad y Ágape, en el sentido de la caridad. Del latín Amor o charitas charitatis.

Ÿ Significa relación entre los sexos.
Ÿ Significa una vasta gama de relaciones interpersonales, como del Amor del amigo al amigo o del padre al hijo.
Ÿ Cuando se refiere al Amor de cosas y objetos inanimados, por ejemplo, el Amor al dinero.
Ÿ Amor por objetos ideales, por ejemplo, el Amor a la justicia.
Ÿ Amor por las actividades o formas de vida, por ejemplo, Amor al trabajo.
Ÿ Amor por comunidades, por ejemplo, Amor a la patria.
Ÿ Amor al prójimo.
Ÿ Amor a Dios. Aquí el Cristianismo sublima el Amor y lo eleva en sus máximas expresiones evangélicas y en las epístolas de San Pablo.

Es difícil expresar con conceptos abstractos la imagen creadora del Amor. Por esto, hablando de la persona, denominábamos el Amor el “cogito” existencial del hombre y por esto, contrario a todo egocentrismo y más bien búsqueda del otro como existencia distinta de la nuestra: no consiste en la unificación física del ser amado, más bien resalta la diferencia cualitativa entre ambos. El Amor del hombre está en esta fuerza de trascendencia y la aparición de un valor que nos atrae y nos arrastra a la imitación.

El Amor, pues, en su esencia última:

1) No es una función moral, como gozarse, alegrarse o entristecerse.

2) No es la fijación emocionalmente afirmativa de un valor empírico, puesto que, aunque sentimos el valor positivo de las cosas o personas amadas, como: la bondad, la belleza, etc.; esto mismo se puede sentir sin ningún Amor por ellas.

El Amor asimila lo positivo sin divinizarlo, permanece siempre abierto y ansioso, tolera todo lo que no puede ser alabado ni admirado; y aún bendice serenamente lo que hay que padecer por la cosa o la persona amada.

El Amor es algo dinámico y por sí, no tiene límites. Va hacia el infinito y por esto el Amor, aún mientras goza del amado, no queda nunca satisfecho.

El Amor espiritual es el que se profundiza siempre más y se perpetúa hasta volverse imperecedero y hace que el movimiento amoroso explore siempre más allá de lo dado, se hincha de nuevas promesas e impulsa a la persona en dirección a lo infinito.

El Cristianismo, Religión de Amor. Fue la Teología Cristiana que reveló con claridad este principio, presentándonos a Dios como infinito Amor, puesto que Dios es la perfección infinita, pero todo y sólo en el Amor.

Aparece claro, pues, que el Amor no es primeramente un acto del hombre, sino que su primer impulso parte de Dios, con tres actos fundamentales:

· En la Creación, habiendo creado todo y particularmente al hombre, por Amor.
· En la Redención, habiéndolo rescatado del pecado con y por Amor infinito hacia el hombre.
· Llamándolo a gozar de la posesión eterna e indefectible del Amor, que es él mismo.

Cristo, pues, no trae a los hombres sólo el mensaje del Amor y la misericordia de parte de Dios, sino que es el acto mismo del Amor de Dios, que se encarna y se hace hombre y Dios, Creador y Padre.

Por esto, el Amor cristiano es un impulso espiritual y sobrenatural que rompe y deshace todas las leyes de la vida impulsiva natural y produce una profunda inversión de valores. Frente a un mundo que había ordenado a los hombres, para el cristiano, el Amor es ágape porque es donación, gratuidad, es la búsqueda de la felicidad para la persona amada, es el llamado que Dios hace a cada hombre, pues todo ser humano nace para amar.

En conclusión, nos enseña que los valores de la personalidad son independientes de las antítesis: pobre y rico, docto e ignorante, sano y enfermo, débil y fuerte, justo y pecador. De allí la fuerza propulsora y altamente humanizadora del Cristianismo, que ninguna otra fuerza y doctrina humana podrá igualar.

El humanismo cristiano y el humanismo marxista están en las antípodas, porque el primero usa la energía activa del Amor; y el otro la energía destructiva del odio y de la lucha de clases. En el Cristianismo Dios independiente, personal y libre se declara y se vuelve Padre de los hombres por el Amor; en el Marxismo la praxis económica se constituye en la divinidad panteística, devoradora de la persona humana[19].

Al respecto, el Padre Guillermo de Castellana concluye: “Entonces, lo que caracteriza mi personalidad es propiamente el Amor. Dice el refrán: dime con quién andas y te diré quién eres. Lo mismo podemos decir del Amor con relación a la persona: dime lo que amas y te diré quién eres, porque el Amor te asemeja al objeto de tu Amor”[20].

La dignidad del hombre se reconoce por la experiencia del antes que por el conocimiento. “Nuestros jóvenes, pues, no se enaltecen o se pierden por lo que saben, sino por lo que aman”[21].
B. ALEGRÍA

La Alegría, en griego Kará; en latín Gaudium. Una de las emociones fundamentales del hombre, tal como ha sido tradicionalmente enumerada, a saber, la que consiste en una tonalidad placentera difusa, a causa de la previsión de un bien sobreviniente. Los Estoicos oponían la Alegría al júbilo como un estado de ánimo patológico. Dice Cicerón, expresando la doctrina: “Cuando tenemos la impresión de hallarnos en posesión de un bien, se presentan dos casos: cuando el alma prueba esta impresión de modo conforme a la razón, conservando el estado del alma y del equilibrio, tal condición se denomina alegría; cuando, en cambio, el alma exulta sin fundados motivos y sin medida, tal condición se puede denominar júbilo exultante o excesivo”[22]. Pero quizá precisamente por esta connotación de “exceso”, el término “júbilo” ha sido preferido en el lenguaje religioso. Dante denomina constantemente júbilo a la Alegría de los bienaventurados[23] y asocia el júbilo a la contemplación intelectual: “Luz intelectual llena de Amor, Amor de verdad lleno de júbilo, júbilo que trasciende toda dulzura”[24]. Y ésta es la expresión muy Franciscana del concepto de Alegría.

La Alegría nos acerca a la virtud, el justo medio que nos conduce a lo agradable de Dios. “Las leyes divinas y las humanas, justas y razonables, hay que observarlas, en el “Centro”, con entusiasmo, fiel cumplimiento y Alegría, como salvaguarda de la dignidad y camino seguro hacia lo eterno, en donde nos encontraremos con Dios, nuestro Creador, Padre amantísimo y nuestro fin supremo y feliz bienaventuranza”[25].

Hace parte del proceso de crecimiento la posibilidad de disfrutar del conocimiento y esto se tiene que hacer bajo los parámetros de sencillez y Alegría. “Es una regla de profunda pedagogía enseñar a los alumnos a que no se queden nunca en la duda cuando es posible darle una respuesta; y que la ignorancia es el máximo flagelo y la máxima degradación del hombre; que investigar es fuente de progreso y Alegría; y que el dominio del mundo, impuesto por Dios al hombre, no es sólo físico, sino y mucho más, científico”[26].

La visión de la vida, el contacto con la naturaleza y el Amor a Dios, son ingredientes básicos para una correcta interpretación de la misma; se trata entonces de formar personas con capacidad de alegrarse y de encontrarle sentido a su propia vida, como un signo de verdadera libertad.

La Alegría para la Visión Franciscana de la vida ocupa un papel importante, es un don que acompaña a las criaturas. “Cuando Francisco descubre la paternidad de Dios no puede más que vivir la plena alegría de haber encontrado el tesoro más maravilloso que hombre alguno haya podido encontrar. Aún en los momentos más difíciles de su existencia, al sentirse tocado por el Señor, aumentaba su alegría y la compartía con sus hermanos”[27].

C. ECOLOGÍA

Ecología viene del griego Oíkos: casa y logía: tratado; (en Inglés: Ecology, en Francés: Ecologie, en Italiano: Ecología). Es el estudio de las relaciones entre los organismos vivos y su ambiente, que constituye parte fundamental de la Biología; o bien, del estudio de las relaciones del hombre como persona y su ambiente social que constituye parte de la Sociología. La palabra es moderna y la usan principalmente los anglosajones. El término Ecología fue introducido por E. Haeckel en 1906.

Dios crea al mundo y al hombre; escenario y actor para que haya una función completa. Es de esta manera como Creador y criaturas se encuentran en perfecto diálogo. “Esa inteligencia, con acto soberanamente libre y puro, crea el universo, el cual, en tanto es inteligible, en cuanto refleja las ideas arquetípicas del Creador; por esto, la creación entera se vuelve un diálogo entre el Creador y las criaturas y especialmente con el hombre, término de una fecunda y divina confrontación”[28].
La dignidad con la que creó Dios al hombre no sólo lo hace el rey de la creación, sino el ser capaz de establecer una comunicación permanente con el Creador. “Dios puso al hombre en el mundo para dominarlo, sirviéndose de él, para todos los fines honestos de la vida y del emprendimiento humano”[29].

Al hombre se le ha encargado el cuidado de la naturaleza, a él le corresponde, por su condición, estar atento y ser cuidadoso de los demás seres de la creación. “¿Por qué y cómo debo manejarme con los seres inferiores?. La recta razón y la sindéresis me advierte que, como en mí, la parte inferior debe subordinarse a la parte superior, así los seres inferiores, que carecen de razón y de finalidades autónomas, pueden utilizarse para nuestro servicio y para nuestro bien. Pero sin hacerlos sufrir inútilmente, porque el dolor, como es un mal para nosotros, así es un mal para ellos”[30].

Cada cual según su naturaleza,
sirven, conocen y obedecen a su Creador
Mejor que tú”.
(San Francisco de Asís)
Lo anterior hará entender el ambiente y el camino Franciscano de la vida, el respeto con el cual mira Francisco la madre naturaleza, es un respeto religioso, es un espíritu fraterno, pero sobre todo es conciencia de que hay algo más allá, para cada criatura.

Si todo se mira con la óptica de la Espiritualidad Franciscana, veremos que ese Amor por las criaturas no es lo de idolatrarlas en sí, sino que se constituye en el fundamento a través del cual el hombre, aprendiendo a respetar el ambiente, recupera el respeto a sí mismo y a los demás, hace que crezca en su corazón aquella admiración por todas las criaturas que sólo en la adoración del Creador encuentra su verdadera dimensión.

5. FRANCISCO Y MARÍA[31]

De la misma manera que Francisco nos enseñó a amar a Cristo, principio y fin de todo lo creado también quiere que los Franciscanos sin excepción amen a María como la madre del Cristo Redentor: “Yo conozco a Cristo pobre y crucificado, esto me basta, no quiero más”.

Con Cristo y por Cristo Francisco amaba y veneraba a María Virgen y Madre. Toda la vida del Seráfico Padre estuvo llena de Amor y de celo hacia la Madre de Dios. María había hecho de Cristo el hermano mayor de toda la humanidad. Ella era la nueva Eva. Por medio de ella el hombre conquista la libertad del pecado porque es redimido con y por los méritos de Cristo.

San Francisco alababa y ensalzaba con himnos según algunos escritores; dichos cantos e himnos no se pueden expresar en ninguna lengua humana. Y a decir verdad en Francisco no podían faltar los himnos de alabanza hacia la Madre de Dios, porque él era una alma dedicada y cándida, llena de poesía romántica y sentimental que sabía encontrar en sus vuelos y en sus viajes etéreos allá donde nosotros no encontramos más que el silencio y la fealdad. Sentimiento tierno y sublime que lo conducía a abrazar con Amor todo lo creado: desde el más pequeño insecto hasta el ser más perfecto de la creación, al hombre hecho imagen y semejanza de Dios, anillo de conjunción entre Dios y la naturaleza.

María se constituye en la fuente más limpia y tierna de la poesía humana, y es la figura más alta a la cual están ligados los destinos de la humanidad, por esto Francisco la amaba no menos que a Cristo, de ella él tomó cual ejemplo de pobreza, con Cristo que nace desnudo y muere desnudo sobre la cruz. Por eso escuchando hablar de la pobreza de María, el seráfico lloraba y suspiraba; y si esto sucedía durante la comida, él se retiraba a orar.

Acercándose la fiesta de la Madre de Dios, siempre se preparó para honrar a la excelsa reina con gran penitencia. Francisco decía: “Cuando digo -‘María’ – ríe en los cielos y gozan los ángeles, exulta el mundo y tiembla el infierno; el demonio escapa y la paz reina dentro de mí”.

Entre sus escritos nos permanece una bellísima oración a la beatísima Virgen compuesta con versos maravillosos que a todos nos deja encantados.

Saludo a la Virgen

Ave Domina Sancta, Salve Señora,
Regina sanctíssima, santa Reina,
Dei Genetrix María! Santa Madre de Dios, María!
Quae es virgo perpetua, virgen convertida en templo,
Electa a sanctissimo y elegida por el santísimo
Patre de coelo! Padre celestial!
Quam concecravit consagrada por él
Cum sanctissimo dilecto con su santísimo Hijo amado
Filio et spiritu paraclito ! y el Espíritu Santo Paráclito!.
In qua fuit et est que tuvo y tiene
Omnis plenitudo toda la plenitud de la gracia
Gratiae et omne bonum. y todo bien

Ave palatium ejus! Salve palacio de Dios!
Ave domus ejus! salve tabernáculo de Dios!
Ave tabernaculum ejus! salve casa de Dios!
Ave vestimentum ejus! salve vestidura de Dios!
Ave ancilla ejus! salve esclava de Dios!
Ave mater ejus! salve Madre de Dios!

Et vos omnes sanctae Salve también todas vosotras,
Virtutes, quae per gratiam santas virtudes que por gracia
Et illumniationem e iluminación del Espíritu Santo
Sancti spiritus infundimini sois infundidas
In corde fidelium, en los corazones de los fieles
Ut de infidelibus para hacerlos
Fideles Deo factis. de infieles, fieles a Dios

Francisco como se ve puso en María la fe del niño y del grande! Del niño porque no tenía miedo de expresar todo aquello que en su corazón le angustiaba y le hacia lanzar bocanadas inflamadas de Amor. Del grande porque amaba profundamente con el fin de obtener que toda la humanidad pudiese alcanzar el paraíso.

Fue tanto el celo de Francisco por María que hizo prescribir la celebración de la santa misa de la Inmaculada todos los sábados en todos los conventos de la Orden; desde aquel tiempo los hijos de Francisco han luchado y rivalizado por defender el Misterio de la Inmaculada Concepción de María.

El seráfico Doctor San Buenventura dice: “Benditos aquellos que son devotos de la Santísima Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra; porque su nombre será escrito en el libro de la vida. Y se puede agregar: “Benditos aquellos que aman a María, porque ella junto con Cristo constituyen el centro que irradia a toda la humanidad. Y el gran Doctor Sutil, Duns Scoto, es quien a través de una fórmula sencilla llegó a una conclusión siguiente: “Dios quería, Dios podía, luego lo hizo”, mediante este razonamiento acogido por el Papa Pío X en 1850 declaró el Dogma de la Inmaculada Concepción.

De otra parte María amó tanto a Francisco, que por su intersección Jesús concede al Serafín de Asís la gran gracia del perdón.

A María, Celeste Reina, Francisco le consagró toda su orden por entero para que ella se convierta en su abogada.

Para tal fin compuso esta pequeña oración:

“Sed quod laetificat Pero que con gran gusto
plurimum ordinis advocatam ha puesto como abogada de la Orden
ipsam constituid suisque aliis y a sí mismo la ha constituido
quod relicturus erat filius como parte de ella
usque in finem fovendos et protegendos quien no lo abandonó
submisit”. Pues era el hijo que siempre y hasta el final
favoreció y protegió a sí mismo

Y un autor posterior agregará luego:

Eh aquí pues la abogada de los pobres,
Protege a nosotros en los siglos de los siglos
Fin al tiempo prefijado por el eterno.

CONCLUSION

Quisiera aportar algunas ideas acerca del Franciscano en el mundo contemporáneo. En primer lugar quiero expresar que por la premura del tiempo y por la limitación de las páginas del escrito no fue posible abordar un capítulo tan importante como los cinco que he trabajado. Este es el capitulo sobre el Voluntarismo, el cual yo lo definiría de la siguiente manera:

Voluntarismo Franciscano es el que surge de la actitud de Francisco frente a la ciencia, de ahí que es interesante beber directamente de las fuentes del espíritu Franciscano para mantenerse a la altura de la teología Franciscana, preparándose en estudiar a los grandes maestros como: San Buenaventura y Scoto. Que en sus doctrinas afirman la “Primacía de la Voluntad sobre el entendimiento y a la que considera la volunta como sustancia del mundo”. Sobre la Primacía de la Voluntad, Duns Scoto afirmó: “La primacía de la voluntad, si bien con otro fundamento, en cuanto no es la voluntad del objeto la que causa necesariamente el asentimiento de la voluntad, sino que la voluntad elige ligeramente el bien y libremente lucha por el bien mayor”[32].
Desde los inicios de las Ordenes mendicantes, fundadas por San Francisco de Asís y por Santo Domingo de Guzmán, se ha preferido hablar de Voluntaristas y de Intelectualistas, aunque a decir verdad esto no hay que exagerarlo, debemos decir que sí tiene su importancia y significación. Tanto los Voluntaristas como los Intelectualistas afirman que el hombre obtiene su salvación por la unión con Dios y que a esta unión se llega desarrollando armónicamente el entendimiento y la voluntad.

Es oportuno interrogarse, ¿es el entendimiento el que arrastra a la voluntad, o es la voluntad la que arrastra al entendimiento?. Para los Dominicos el Amor no es más que una consecuencia del entendimiento y es por tanto el entendimiento quien arrastra al corazón; para los Franciscanos el conocimiento está al servicio del Amor. La prioridad psicológica del acto de entender sobre el acto de querer no debe engañarnos: en realidad el acto cognoscitivo nace de una exigencia del Amor y es ya a su modo una forma de Amor, mientras la función propia del conocimiento no es otra que la de hacer posible, de fundamentar el acto de la voluntad.

Las consecuencias prácticas de estas dos concepciones de la vida espiritual son notables.

Si se admite que la inteligencia rige y gobierna el corazón y que, por lo tanto, la vida afectiva es la consecuencia natural de la vida intelectual, lógicamente nos preocuparemos sobre todo por educar y perfeccionar nuestro entendimiento. Si, por el contrario, se está convencido de que la inteligencia está al servicio de la voluntad y que a ésta pertenece siempre la decisión, se tratará de educar en primer lugar al corazón.

De hecho como decía Pascal: “El corazón tiene razones que el entendimiento no conoce”, es decir, que es necesario reconocer que el Amor tiene su lógica, como la tiene el entendimiento y que el dinamismo de la voluntad es superior al del entendimiento, aunque se apoye en él.

“De donde podemos decir, que si partimos de las razones de la inteligencia jamás podremos llegar a comprender las razones del corazón; pero sí es posible lo contrario. Si es verdad que la sabiduría está al servicio de la bondad, y que por consiguiente todos los planes e intenciones de la inteligencia son movidos por el Amor y al Amor se endereza, solamente encuadrando la lógica del entendimiento en la lógica superior de la voluntad ... Aquí en este punto es donde el voluntarismo de San Francisco se transforma en el voluntarismo filosófico - teológico de la Escuela Franciscana; es aquí donde el Voluntarismo Franciscano que era sencillamente una actitud práctica ante la vida, adquiere la categoría de un radical punto de vista especulativo”[33].

Ahora, ¿cómo llegamos al primado de la Bondad?. La verdad es que todo ser por ser tal, es Uno, Bueno y Verdadero. El ser en cuanto es conocido por el entendimiento y la bondad es ser, y lo es en cuanto es amado por la voluntad. Verdad y bondad son atributos trascendentales del ser junto con la unidad.

La Escuela Franciscana ha podido enseñar que sólo con el AMOR cuyo objeto es el ser como bueno, se puede llegar a la posesión completa y perfecta del ser; y el por qué San Buenaventura y Duns Escoto, escogieron la lógica de la bondad que es la lógica del AMOR, como el punto de partida más perfecto para hacernos conocer el verdadero significado de la realidad. En síntesis, porque quieren hacernos ver que todo está ordenado al Amor, porque todo está dispuesto por el Amor.

Finalizando diremos que en la edad contemporánea los seres humanos cada vez se vuelven más conscientes de su propia dignidad de persona y crece el número de aquellos que exigen de obrar por su propia iniciativa, ejercitando la propia y responsable libertad, movidos de la conciencia del deber y no oprimidos por las medidas coercitivas. Como lo dice la declaración del Concilio Vaticano II sobre la Libertad Religiosa o de la Dignidad Humana. De ahí podríamos afirmar que la característica de los seminarios franciscanos hoy deben ser de una tendencia naturalístico - pragmática, tanto en el pensamiento como en el obrar, por esto creo que todo ser religioso o estudiante aspirante a la consagración sacerdotal Franciscana debe ser “ un ser libre, con toda su responsabilidad frente a Dios a quien le ha prometido servir fielmente hasta el fin.

Una persona que llega a un seminario mayor me parece ya tiene una conciencia de sí mismo y de sus actos, entonces debe pensar bien dónde, cómo, por qué se encuentra en un determinado lugar y no en otro. Encontrados sus por qué el estudiante debe actuar conciente y coherentemente en el estado en que se encuentra, de tal manera que así podrá alcanzar su fin que libremente ha querido aceptar.

Para un mejor funcionamiento en la vida religiosa los estudiantes y los religiosos en general deben ver en sus superiores siempre al representante de Dios y regresar a la caridad fraternal para así no obrar en forma egoísta. Que nuestras obras sean libres si, pero que estén dirigidas siempre a un bien común.

Mirando las cosas desde el punto de vista educativo, a mí me parece que: “para formar hombres responsables es necesario la intervención personal con un acto activo y conciente de parte de cada uno. Si esto llegase a faltar la educación no existiría, pues sería nula. La libertad que se deja al educando debe ser una libertad de acuerdo con la autoridad del superior, para que de esta manera no surjan conflictos se requiere que la autoridad del educador no suplante la personalidad del educando, de otra manera no se obtendría una persona formada capaz de defenderse por sí misma en fuerza de sus convicciones personales y de sus hábitos adquiridos, sería simplemente una máquina, una marioneta, un verdadero robot: un ser que ha emergido en la naturaleza, pero sin ninguna personalidad, sin alma, sin un ideal que alcanzar. (Esta sería la existencia banal de cualquier ser humano).

Si la libertad se convierte en libertinaje, el educando obrará como una oveja descarriada, sin un guía que pueda conducirlo a su fin. Él no se forma, es más, él se pierde porque a lugar de hacer uso de su intelecto, hace uso del instinto que es propio de las bestias. Su iniciativa personal se verá limitada y ni siquiera este modo de vivir se puede llamar educado, porque en tal caso el educador tampoco está.

Si la libertad se convierte en libertinaje el religioso educando no podrá jamás resultar un buen religioso, de hecho será un fracasado, será un hipócrita, un falso apóstol y si acaso mañana llegase a ser superior será un tirano en confrontación con sus súbditos “un bueno para nada”, un peso fastidioso para los cohermanos, y ejemplos de esta clase se presenta entre los religiosos renegados, apostatas y herejes.

Mirando el futuro debemos pensar muy bien en dicha formación personal. Coherentemente operando con los superiores los estudiantes poco a poco deben ir conquistando la libertad, que en un mañana no muy lejano le será útil para la vida; porque si el estudiante no comienza a adquirir su propia personalidad desde ahora, jamás será un religioso útil ni a la comunidad ni a la sociedad.

El moderno Franciscano debe edificar entonces sirviendo, convirtiendo, obedeciendo, predicando, callando. Este es el estado de la norma de vida de Francisco, Él nos lo ha dicho y nos lo dirá con el nuevo Franciscano, que el hombre solo es grande por su humildad y por su caridad.

Enseñará a los demás a liberarse de este modernismo nauseabundo y al puesto del orgullo de satanás hará que todos sigamos aquel que es la verdadera sabiduría, Cristo en la humildad, porque esta nos da alegría con la cual podemos llegar al cielo. Vuelve hermano Francisco, con tu corazón lleno de Amor a apagar la llama del odio que por todas partes de la tierra se expande y siembra el don divino del Amor y de la paz, porque sólo ello nos hermana a todos los hombres y en un canto de agradecimiento alabaremos a nuestro creador.

Esta breve síntesis se la dedico de todo corazón
A Padre Jerónimo y a la memoria de Padre Guillermo de Castellana
Quienes me enseñan que: “La investigación es la búsqueda motivada y científica,
Dirigida con el fin de aumentar nuestros conocimientos,
De buscar lo desconocido a través de lo conocido.
Sirviéndonos de la observación del experimento y de la razón.


Oh alto y glorioso Dios!
Ilumina las tinieblas de mi corazón.
Dadme una fe recta, una esperanza cierta,
Y la caridad perfecta;
Conocimiento y acierto, Oh Señor!
Para cumplir tu santo y veraz mandamiento.
Amén.
San Francisco de Asís


Sálvame, Oh Señor, de volverme un insensato
Que no acepta tu corrección,
Un insensato que se vuelve recalcitrante
Delante de tu corrección
Un insensato que no quiere aceptarla como una bendición:
Un insensato recalcitrante que la utilizará para su perdición.

(Soren Kierkegaard)

PAX ET BONUN (Paz y bien).

[1] Síntesis Teleológica Institucional. Filosofía Personalizante y Humanizadora, Pág. 3 Cit. No. 1 (Sigifredo Enríquez M.)
[2] Allá donde el optimismo y la fiducia en la razón desaparecen , allá donde la inteligencia se confunde, donde la fe se halla turbada, donde los hombres reconocen e l sentido de su soledad y angustia.
[3] Los Escritos de San Francisco de Asís. B.A.C. (Biblioteca de Autores Cristianos) Madrid, 1945, Pág. 63.
[4] Bettoni. Op. Cit. Pág. 351
[5] Platón. La República. (VI, 508 e, 509 b).
[6] Ibid. 509 b.
[7] Plotino. (Enneades VI, 7, 16).
[8] Santo Tomás. (S. Th. I, q. 6- 4).
[9] Ibid. S. Th. (I q. 5, a. 1)
[10] Ibid. (I. q. 5, a. 3)
[11] Propedéutica de la Filosofía. III. Cuestión 83.
[12] Lógica I. Pág. 110
[13] Ética a Nicómaco. 1, 2 1049 a 18.
[14] Kant, Emanuel. Crítica de la Razón Pura. Dialéctica. Capitulo II
[15] DE CASTELLANA, Guillermo. Op. Cit. Pág. 59.
[16] DE CASTELLANA, Guillermo. Filosofía Personalizante y Humanizadota del Centro de Estudios Superiores María Goretti Pasto. Pág.266.
[17] Ibidem.
[18] Betonni. Visión Franciscana de la Vida. Ed. Franciscana Aranzazu, Pamplona, Pág. 351.
[19] DE CASTELLANA, Guillermo. Op. Cit. Pág. 81 – 83. Tomado del Diccionario de Filosofía de Nicolás Abbagniano.
[20] Ibid. Pág. 84.
[21] Ibid. Pág. 84.
[22] Tursc. Iv. 6, 13
[23] Par. V,107, 136; VI, 119; VII, 85; etc.
[24] Par 30, 40.
[25] DE CASTELLANA, Guillermo. Op. Cit. Pág. 51.
[26] Ibid. Pág. 71.
[27] Principios CESMAG.
[28] Ibid Pág. 213.
[29] Ibid. Pág. 206.
[30] Ibid Pág. 131.
[31] Este escrito sobre Francisco y María apareció publicado en la Revista “Maggio Nello Studentato, Palermo 1967”. Cuyo autor es Sigifredo Enríquez Martínez
[32] Opera Oxoniensis I, d. 1, q. 4 No. 16.
[33] Bozzetti G. El Problema ontológico en la filosofía Rosminiana (Lecciones universitarias, Pág. 88, cit. Padre Bettoni, Visión Franciscana de la Vida”.

CRECER ES VIVIR

CRECER EN LA VIDA DEL HOMBRE ES VIIVIR COMO JEÚS NOS ENSEÑO


Tu sabes, Señor,

que la persona que está leyendo esto

es muy especial para mí…



Sin embargo lo importante no es lo quesuceda, sino, como se reacciona.Si te pones a coleccionar heridaseternamente sangrantes,vivirás como un pájaroherido incapaz de volver a volar.


Uno crece...Uno crece cuando no hay vacío de esperanza,ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.Uno crece cuando acepta la realidad y tieneaplomo de vivirla.

Cuando acepta su destino, pero tiene lavoluntad de trabajar para cambiarlo.Uno crece asimilando lo que deja pordetrás, construyendo lo que tiene pordelante y proyectando lo quepuede ser el porvenir.



Crece cuando supera, se valora, y sabe dar frutos.Uno crece cuando abre camino dejandohuellas, asimila experiencias... ¡Y siembra raíces!

Uno crece cuando se impone metas, sinimportarle comentarios negativos, ni prejuicios,cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes,cuando cumple con su labor.



Uno crece cuando se es fuerte por carácter,sostenido por formación, sensible por temperamento...¡Y humano por nacimiento!..Uno crece cuando enfrenta el invierno aunquepierda las hojas.

Recoge flores aunque tengan espinas ymarca camino aunque se levante el polvo.Uno crece cuando se es capaz de afianzarse con residuos de ilusiones, capaz de perfumarse, con residuos de flores...¡Y de encenderse con residuos de amor...!



Uno crece ayudando a sus semejantes,conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe.Uno crece cuando se planta para no retroceder...Cuando se defiende como águila para no dejar de volar......
Cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella.Entonces...entonces es,,. cuando Uno Crece



Uno crece cuando se entrega de Corazón a los propósitos de Dios.
Uno crece dejando que Jesus lo acompañe a lo largo de La vida.


DIOS TE BENDIGA HERMANO (A).

FILOSOFIA DE SOCRATES

Pensamientos socráticos.

Sócrates decía: “Saber decir lo que es agradable”.

A los dioses, sea orando, sea sacrificando, es lo piadoso, lo que asegura la salvación de las familias y ciudades (P. 492. Libro I. El mundo y su historia). Ed. Argos 1968, Barcelona España.

Sócrates buscó y consagró una vida modesta, pobre incluso, a la búsqueda de los caminos del perfeccionamiento moral. Ciudadano ejemplar, valeroso combatiente que salvó la vida de Alcibíades en la derrota de Delión (424) Ateniense arraigado en su ciudad, que prefirió morir a causa de una sentencia injusta, antes que faltar con la huida a las leyes de la ciudad, restauró por tanto contra los sofistas, las ideas de JUSTICIA, DEBER, VIRTUD, Y VERDAD. Afirmando por último la existencia de una divinidad de donde procede todo bien.

La originalidad de sus pensamientos, no impedía que perteneciera por su método, a la misma generación de los Sofistas. … de ahí que sus contemporáneos lo confundieron con los Sofistas, las pesadas burlas de Aristófanes, van mas allá de su persona. (p.212 de la Op. Citada)

En el mundo de Sofía, P. 77, se lee: “…Pero interiormente era – “Maravilloso” - ..nunca se encontrará a alguien como él”.

…El solía decir que una “voz divina” en su interior (P. 79 Op. Cit.)…valoraba su propia conciencia y la verdad mas que su propia vida.

(Jostein Gaarder . El mundo de Sofía)- siruela- Norma 1994.

La sinceridad de sus enseñanzas morales y políticas, le acarrearon muchos enemigos. “Acusado de Corromper a la Juventud” y… fue obligado a beber cicuta. (Apología de Sócrates, El Critón, y el Felón) P. 5447 de lexis 22 Vol. 19.

…Acusado de corromper a la juventud con sus enseñanzas… P. 10843 Gran enciclopedia Espasa Vol 18. Ed. Espasa – Calpe 2005.

Virtud viene del griego arete equivale a Santidad
JUSTICIA del Griego Dique
DEBER viene del Griego, porsecon y
VERDAD viene del Griego Aleteia.